martes, 27 de enero de 2015

Cita con la neuróloga.



Hoy tenía cita en Ramón y Cajal.

Mi doctora siempre está acompañada de una nueva pupila. Yo pensé que incluso iba a ser la chica joven quien iba a tratarme para siempre pero no. 

Aunque cada vez que voy me hace una exploración completa de mis reflejos, sensibilidad, fuerza y equilibrio hace ya tiempo que sé que si yo estoy bien la conclusión de mis visitas al neurólogo serán que estoy bien.

Lo único que le referí es que estoy muy cansada por lo que me mandó una nueva pastilla. Entre el antidepresivo, la tensión y el tiroides parezco una yonki. Vamos a ver qué tal me encuentro a partir de ahora.

Lo único importante es que al comentarle que se me mantienen las durezas en los pinchazos me indicó que quizás deberiamos cambiarnos la medicación a pastillas: ¡hala, más pastillas!

Yo no soy consciente de que se me estén haciendo hundimientos en las piernas pero ella dice que no son hinchazones sino huecos: lipoatrofia. Después de informarme sobre las consecuencias de pincharme copaxone era una de los posibles efectos en mi piel pero yo por más que me miro la pierna sólo veo bultos, no agujeros. No voy a contrariar a la doctora y al fin y al cabo ella es la que sabe. En tres meses tendremos más noticias y quizás sea el final de mi experiencia con las agujas.

Lo que sí tengo que platearle a mi doctora de cabecera es la posibilidad de tomar un protector de estómago porque últimamente me estoy metiendo demasiada química al cuerpo. En cualquier momento voy a empezar a brillar.

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