jueves, 11 de septiembre de 2014

Mi primer día con Copaxone.

Ayer me pinché por primera vez. Iba con muchísimos prejuicios a esa cita sin embargo todo ha sido bastante diferente. 

Lo que más miedo me daba era el dolor y he de confesar que no he sentido el pinchazo ni por un momento. Cuando tanto el farmacéutico como la enfermera me enseñaron el inyector me asusté. Cuando se dispara suena como si lanzasen un dardo tranquilizante a un mamut. Ambos me dijeron que ese ruido y esa fuerza era porque no estaba cargado y luego pude comprobarlo en mis propias carnes. No sentí nada. Ni el pinchazo ni el ruido. Me tranquilizó. Conté hasta diez y cuando acababa la cuenta comenzó un escozor en el brazo bastante insoportable. La piel me ardía, sentía que algo me bombeaba desde dentro e iba a escapar. Durante media hora continuó la sensación pero poco a poco se fue apagando. 

La enfermera me comentó que muchos pacientes lloraban y yo no soy de llorar en público pero lo hubiera entendido. Después de la punción lumbar esto es un pequeño dolorcillo y no iba a llorar. Lo dificil de la situación es que este pequeño dolorcillo va a ser a diario.Y sobre todo que cada parte de mi cuerpo reaccionará de una forma diferente. Tengo ocho zonas de pinchazo: brazo, tripa, culete y pierna. El brazo está superado. Parece que no va a haber contratiempos. Esta noche me pincho en la tripa. Cuando me lesioné la rodilla estuve una semana pinchandome en la tripa eparina y no fue desagradable pero tampoco me escocía de esta forma. Ya os contaré.

Otra de las cosas que me preocuapaban eran los bultos. Después de varias horas he de confesar que aún tengo una dureza en el sitio del pinchazo pero no es un bulto a simple vista. Al principio parecía un sabañón de la picadura de una araña pero poco a poco se fue bajando hasta casi desaparecer. Sólo lo sientes al tacto.

Hasta que no lleve un mes con esta historia no podré cantar victoria.

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