martes, 23 de septiembre de 2014

Quitándome de malos humos.

Ya son nueve días sin fumar. He de decir que el domingo me fumé un cigarrillo pero entre que no me gustaba la marca y los remordimientos lo dejé a la mitad. Lo cierto es que llevo fumando mucho tiempo y siempre pensé que podía dejarlo cuando quisiera hasta que cierto día supe que no, que era una adicta y sería complicado. Después de nueve días me está resultando mucho más fácil de lo que esperaba.
Cuando comencé con el tratamiento pregunté si podía beber y salí de la consulta con la prohibición de fumar. El tabaco no sólo contribuye a empeorar la salud en general, sino que también empeora la evolución de esta enfermedad. 

No se conoce el mecanismo exacto por el que el tabaco es perjudicial en la enfermedad. El efecto tóxico del tabaco no parece estar mediado por la nicotina, ya que en algunas poblaciones, en que se ha comparado el hábito de fumar y el consumo de tabaco esnifado, se observa que solamente el tabaco fumado incrementa el riesgo de esclerosis múltiple. Otros componentes químicos de los cigarrillos como cianida y óxido nítrico podrían estar implicados, potenciando la desmielinización y el daño axonal o actuando sobre el sistema inmune. El tabaco también puede afectar indirectamente a la enfermedad a través del aumento de frecuencia y duración de infecciones respiratorias que, incrementan el riesgo de recidivas y daño neurológico.

La enfermera se limitó a decirme que el tabaco se comía mis neuronas y yo a pensar que bastante tengo con que me las estoy comiendo yo solita.

Finálmente sin saber cuál es el motivo verdadero creo que la duda y la incertidumbre con la que me enfrento a esta enfermedad es un buen motivo para dejar de fumar. He de empezar a cuidarme.

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