viernes, 15 de agosto de 2014

La depresión en personas con esclerosis múltiple.


Además de los síntomas físicos y cognitivos, es frecuente que las personas afectadas de esclerosis múltiple sufran cambios en el estado de ánimo y en el comportamiento. Estas alteraciones pueden resultar poco evidentes a primera vista, pero no por ello son menos importantes. Una alteración del estado de ánimo que a veces sufren las personas con EM es la depresión. Este síntoma también puede afectar a familiares y amigos cercanos.
La depresión es un cambio en el estado de ánimo que consiste, entre otras cosas, en sufrir un tono vital especialmente bajo durante un tiempo prolongado. Puede durar semanas o meses y, en la mayoría de casos, repercute en diferentes aspectos de la vida, como el ámbito laboral, el familiar y el personal.

El trastorno depresivo puede tener diferentes formas de expresión. Las personas afectadas de EM pueden mostrar sentimientos de tristeza y culpa, pérdida de interés, o bien pueden reaccionar con enfado e irritabilidad. Otras personas exteriorizan el problema mediante llantos habituales o perdiendo el interés por su apariencia física. En muchos casos, los mismos síntomas de la depresión pueden confundirse con manifestaciones clínicas habituales en la esclerosis múltiple y, por tanto, es difícil diferenciar cuál es su origen real. Por ejemplo, los trastornos alimentarios, del sueño o la fatiga y la pérdida de la líbido son reacciones que pueden derivar de ambas causas.

Cuando las alteraciones en el estado de ánimo son una reacción al diagnóstico no podemos hablar propiamente de depresión, sino de reacción de duelo. En estos casos, nos encontramos ante una reacción normal y esperada, que no hay que tratar y que se resuelve en un periodo de tiempo variable. Sin embargo, se ha comprobado que es muy útil hacer un acompañamiento en estos procesos. Las causas de la aparición de la depresión en las personas con esclerosis múltiple son diversas en cada caso y, en ocasiones, es difícil reconocer el origen del trastorno. En cualquier caso, es importante observar la repercusión que la enfermedad tiene en las condiciones físicas del afectado y las consecuencias derivadas en los distintos aspectos de la vida.


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