domingo, 10 de agosto de 2014

Tristeza.

Llevo mucho tiempo, demasiado tiempo, que el cansancio, la apatía y la tristeza me consumen los días.

En un primer momento pensé que todo se debía a que ya no soy una quinceañera y el mal dormir, porque trabajo a turnos, me estaba haciendo estragos. Antes era capaz de dormir cuatro horas, salir de fiesta, quedar con los amigos, jugar un partido de fútbol y volver a trabajar. Ahora duermo mucho y no descanso nada. Soy incapaz de dormir ocho horas seguidas, me despierto pero me quedo dormitando en la cama sin ganas de hacer nada. 

Nunca entendí que era lo que me estaba sucediendo porque realmente no había motivo alguno ni para tal cansancio ni para tal tristeza. Ahora creo que puedo enlazarlo con esta enfermedad y puedo pedir ayuda.

La neuróloga me aconsejó que se lo comentase a la doctora de cabecera y llevo una semana tomándome un depresivo bastante flojo: escitalopram. Actúa como inhibidor de la recaptación de la serotonina y ha de darme el pequeño empujón para salir de este pozo. Necesito estar fuerte para todo lo que me ha de suceder.

Hoy es uno de estos día en los que no lo estoy. No es por el saberme enferma, no sé cuál es el motivo, quizás es el embrujo de la luna enorme de esta noche. No lo sé pero hoy estoy triste.

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