domingo, 20 de julio de 2014

De lo que tengo miedo es de tu miedo.

Llevo demasiado tiempo asumiendo una enfermedad que no me han diagnosticado. Una espada de Damocles que se tambalea sobre mi cabeza. Sólo faltan cinco días para mi cita con la neuróloga y comienzan los miedos. Puede que a partir del jueves este blog no tenga sentido alguno, así lo quiera dios, diosa o todos los entes espirituales que puedan mediar por mí, pero he tenido la necesidad de crear este espacio donde desahogarme.

Hasta el momento, sin diagnóstico, con sintomatología y una mancha en la cabeza, cuando pretendo explicarle a alguien cómo me siento me convierto instantáneamente en una paranoica que se inventa enfermedades. No necesito que nadie me diga que puede que sea otra cosa, yo también barajo la posibilidad de que todo quede en un mal susto, pero los «anda, anda, que todavía no sabes lo que tienes» a mí no me ayudan en nada.

Yo no puse esta palabra en mi camino. Fue la neuróloga de mi centro de especialista quien tras recibir mi resonancia me derivó a la Unidad de Esclerosis de Ramón y Cajal y desde febrero de este año me han estado haciendo todas las pruebas para descartar, o no, esta enfermedad. ¿Soy una inventora de enfermedades cuando tengo miedo de lo que puedan decirme el jueves? ¿O quizás sois vosotros los que más miedo tenéis por mí?

Necesito hablar sobre esto, aunque sea al aire y por eso empiezo a escribir este blog. Deseo con todas mis fuerzas que el jueves tenga que cerrarlo de la misma forma que lo abrí. Discretamente y sin dolor.

Deseos.






2 comentarios: