jueves, 24 de julio de 2014

No hay problemas. Sólo soluciones.

En unas horas tendré diagnóstico. A las 10 de la mañana voy a la neuróloga con mi madre y mi hermano. No ha habido forma de que mi madre no viniera. Dice que la vamos a engañar, asi que prefiere enterarse de primera mano. Mi madre no es una persona muy fuerte y no quería que viniese porque es bastante exagerada e hipocondriaca y yo necesito un hombro sobre el que levantarme no unos brazos en los que llorar. Por eso viene mi hermano conmigo. Él tiene la templanza y la serenidad de transmitirme confianza. «No hay problemas, sólo soluciones.»

Esta mañana me comentaba una amiga que como no me digan que tengo esclerosis voy a sentirme decepcionada. Con el humor que me caracteriza le decía: Como no me diga que tengo esclerosis voy a patear a la neuróloga. « ¿Cómo que no tengo esclerosis? Lo que no quiere es usted medicarme. ¡Putos recortes! »

En qué cabeza cabe que alguien pueda desear una enfermedad incurable y degenerativa. Sin embargo, creo que me sentiré decepcionada si no obtengo respuesta. No quiero tener esclerosis, no quiero tener ninguna otra enfermedad pero tengo una realidad que aunque todo el mundo de mi alrededor obvie está ahí. Tengo la mano y la cara dormida desde hace un año y una mancha en la cabeza. 

Necesito saber para enfrentarme a ello. Sea lo que sea, sea como sea.



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